Subiendo los 1.840 escalones de granito bordeados por frangipanis para acceder a la cima de la colina de Mihintale (llamada Sela Cetiya durante la antigüedad), uno puede sentir que viaja a través de la mitología cingalesa. Mihintale es uno de los 16 lugares en Sri Lanka que supuestamente fue visitado por Buda, entre 560 y 480 a.c. unos doscientos años después, un monje budista llamado Mahinda, hijo del emperador Ashoka de la India, vino a Mihintale un día de luna llena. Mahinda se reunió allí con el soberano cingalés Devanampiyatissa, que en aquella época cazaba ciervos en la colina cubierta de bosques.
Este encuentro dio lugar a la introducción del budismo en Sri Lanka. El monje habría persuadido al rey de que toda criatura viviente tenía el mismo derecho a vivir en la tierra y que ningún soberano era el dueño. Mahinda habría aconsejado entonces al rey que hiciera de Mihintale y sus alrededores un santuario para la fauna, probablemente el primero del mundo en su género. Después de esta entrevista y de la conversión del rey, el budismo comenzó a convertirse rápidamente en un elemento central de la cultura cingalesa.
Mihintale se convirtió entonces en un importante complejo religioso que se desarrolló progresivamente en torno a un monasterio cuyos restos se encuentran en la parte inferior de los escalones. También se pueden ver a los pies de la colina las ruinas de un hospital con un baño excavado en la piedra en el que los pacientes estaban sumergidos en aceite medicinal. Debido a invasiones extranjeras y a diversos conflictos, Mihintale decayó alrededor del siglo X, hasta el punto de que desde el siglo XII la colina sagrada estaba nuevamente cubierta por un espeso bosque y las dagobas en ruinas.
Situada a 13 kilómetros al este de Anuradhapura, Mihintale es hoy un importante lugar de peregrinación para los budistas de Sri Lanka y alberga varios monumentos religiosos prestigiosos. El marco de Mihintale tiene algo fascinante, especialmente al final del día, si tenemos la suerte de esperar tranquilamente la puesta de sol. El sitio puede ser bastante animado con la actividad de los peregrinos, pero sigue siendo relativamente poco turístico en comparación con otras grandes plazas del triángulo cultural.