Como enclave rodeado por un largo rosario de playas bordeadas de cocoteros, el fuerte de Galle ocupa un lugar especial en el paisaje de Sri Lanka. El casco antiguo de Galle es, en efecto, el único testigo totalmente preservado de cuatro siglos sucesivos de dominación colonial en la isla, lo que lo convierte en un verdadero museo a cielo abierto.
Los orígenes de la ciudad están llenos de misterios. Se atribuye generalmente a los portugueses el nombre de la ciudad, que habrían bautizado Galle al oír cantar a un gallo (Galo en portugués). Pero Galle también puede venir de la gala que significa piedra en cingalés, lo que se refiere al promontorio rocoso sobre el que se construyó el fuerte. Si bien los portugueses iniciaron la construcción del fuerte en el siglo XVI, numerosos textos antiguos hacen referencia al puerto de Galle mucho antes de eso, como centro del comercio de especias, elefantes, piedras preciosas o marfil, para comerciantes árabes, mediterráneos y chinos.
Después de expulsar a los portugueses en 1640, los holandeses reconstruyeron y desarrollaron el fuerte de Galle como lo conocemos hoy. Convirtieron a Galle en el puerto principal de Sri Lanka durante más de 200 años, con la ayuda de trabajadores locales, demasiado contentos de ser liberados del antiguo ocupante. Los británicos, que sucedieron a los holandeses en este afán de dominación, eligieron Colombo como nuevo emplazamiento del puerto principal, considerado mucho más seguro para sus buques.
Las calles tranquilas y llenas de encanto de Galle, son testimonio no sólo del pasado colonial de Sri Lanka, sino también de su mezcla religiosa y cultural, a través de su arquitectura, su comida y la diversidad de los lugares de culto. Iglesias, mezquitas y templos, que conviven en el espacio restringido de la fortaleza. Hoy en día, a pesar de que muchos edificios antiguos de la época holandesa han sido transformados en tiendas, restaurantes y hoteles, la clasificación de la ciudad como patrimonio mundial de la UNESCO ha permitido la preservación de las fachadas de Galle, dando vida al viejo mundo.
Al anochecer, cuando el calor del día se apaga, muchas familias de Sri Lanka acuden alrededor de las murallas en un ambiente agradable para pasear, hacer un picnic o tirarse al mar. Los puntos de interés son numerosos durante un paseo en el fuerte de Galle, desde la Iglesia Reformada Holandesa construida en 1640, hasta el antiguo hospital, que hoy alberga comercios, bares y restaurantes, pasando por la mezquita de Meera, el Hotel New Orient, el faro de Galle, la torre del reloj o la plaza grande y sus increíbles higueras de Bengala. Pero por encima de todo, un paseo por las calles empedradas de Galle, puede ser el simple placer de dejarse llevar por una atmósfera singular, a la sombra de las paredes patinadas por el tiempo y el aire marino.
